Hiroshima...

"Hace dieciséis horas, un avión de Estados Unidos lanzó una bomba sobre Hiroshima y destruyó su utilidad para el enemigo... Es una bomba atómica; significa aprovechar el poder esencial del universo. La fuerza de la que extrae su poder el Sol se ha desencadenado contra quienes llevaron la guerra al Extremo Oriente".
Con estas palabras, el presidente estadounidense Harry S. Truman comunicaba el 6 de agosto de 1945 a su nación el lanzamiento de la primera bomba atómica de la historia.
A las 8:14 a.m. del 6 de agosto, la bomba Little Boy, lanzada por el tristemente famoso bombardero Enola Gay, impactaba sobre el Salón de Exposiciones de Hiroshima, cuya cúpula de hierros retorcidos es en la actualidad un símbolo de la destrucción atómica.
El "hongo atómico" que nació con su explosión, una enorme bola de fuego de varios cientos de miles de grados de temperatura, convirtió Hiroshima en una alfombra de ruinas y muertos, y un trágico escenario de mutilados que vagaron días por la ciudad buscando ayuda y el rastro de sus familiares y amigos.
Más de 140 mil personas murieron en el acto, según las cifras que se siguen actualizando casi constantemente; desde entonces, varios miles han fallecido cada año por enfermedades derivadas de las radiaciones.
Tres días más tarde, la segunda y última bomba atómica lanzada en el mundo sobre un núcleo urbano cayó sobre Nagasaki, 300 kilómetros al sur de Hiroshima.
Durante diez largos segundos, un "hongo" de fuego que alcanzó los 300 mil grados de temperatura, causó unos 70 mil muertos y arrasó la ciudad y el ánimo del país, que anunció su rendición el 15 de agosto.
Hasta la fecha, las víctimas de Nagasaki llegan hasta la 105,348. Pero los supervivientes que sufren secuelas por las radiaciones de ambas ciudades superan las 328 mil personas.
fuente: Agencia EFE
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